Redactado por: Octavio Piña
En nuestro país la desigualdad es uno de los problemas más grandes que afecta a nuestro desarrollo como sociedad, a pesar de que las mayores riquezas se encuentran fuera de nuestra capital.
Perú, desde su independencia en el año 1821, se ha caracterizado por juntar todas sus fuerzas a la capital Lima dejando de lado el crecimiento de las otras regiones. Es vital comprender que esta situación es algo que existe desde el inicio de la república peruana y que ningún gobierno o gobernante del país es 100% responsable. Entonces, ¿Qué queda por hacer ante semejante problema?
Sabemos que las zonas más afectadas de esta desigualdad y olvido por parte del estado peruano son los asentamientos humanos y las zonas rurales, donde apenas llegan los servicios básicos de agua y luz a las viviendas. Los asentamientos suelen protestar constantemente a las autoridades para poder conseguir agua potable, ya que en algunas zonas ni siquiera existe un sistema de agua potable dejándolos sin servicios durante varias semanas. Una de las principales razones por las que esto ocurre es debido a las zonas tan alejadas y poco accesibles en las que se encuentran las comunidades, por lo que resulta casi imposible construir un sistema eficiente en los asentamientos.
Como es en el caso de la comunidad Nueva Rinconada, donde no existe un sistema de agua potable y el agua se tiene que racionar hasta por 15 días, limitando al extremo su uso para la higiene y por supuesto la alimentación.
En el caso de las zonas rurales que se encuentran fuera de la capital, más allá de la exclusión social que sufren estas personas, el desamparo de las autoridades es algo que lamentablemente no tiene el enfoque necesario para poder sobrellevarlo de la mejor manera. Más allá de la poca visibilidad del problema, la raíz es el poco criterio que existe por parte de las autoridades para suplir las necesidades de las personas. Las zonas rurales al no ser urbanizadas como otros distritos de Lima u otros departamentos, tienen otro tipo de necesidades que evidentemente no son iguales a las de una ciudad urbanizada.
Para sobrellevar esta situación de la mejor manera, es importante que las autoridades puedan empezar a trabajar en atender cada una de las necesidades de ambas localidades. Sin embargo, también es importante que la sociedad peruana pueda reconocer la magnitud de este problema que se trata de la vida de miles de personas que se ven afectadas a diario.
Jefersson Geronimo 
Juan Diego Cabello